Cuando este árabe de Marsella, al que ya conocemos(sobre todo su gran polla), se saca la polla por encima del chándal, el joven atlético no puede creer lo que ve: ¡qué pedazo de carne tan enorme!
Y, sin embargo, tendrá que cuidarlo y limpiarlo como es debido. Aunque es musculoso y tiene una buena constitución, nuestro joven se ha encontrado con la horma de su zapato, y en esta situación, debe someterse por completo al macho árabe que saborea el placer de que le chupen la polla con avidez.
Nuestro guaperas tampoco rehúye el placer; masturba, lame y chupa la polla en todos los sentidos. Y a veces, pasa su lengua por los grandes cojones del bien dotado argelino. Nuestro mamón sabe que si se entrega lo suficiente, será recompensado: gruesos chorros de esperma en su cara.
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