Cuando David Valentín chateó con un tipo encapuchado del barrio vecino, no se esperaba lo que le esperaba. Juan Florián, su contacto, jugó la carta romántica en el chat, y cuando los dos chicos por fin se conocieron, ¡las cosas no salieron como habían planeado!
Juan arrastró a David al sótano de su edificio, donde le obligó a arrodillarse y le hizo chuparle la polla. El joven parisino no tuvo más remedio que obedecer. Empezó a hacerle una mamada, pero no fue suficiente para Juan, que introdujo su polla hasta el fondo de la garganta de David, dificultándole la respiración. Pero no se quedó ahí, ya que el matón también quería su culo. Lo empujó contra la pared y le metió la polla sin piedad.
El pasivo soltó un grito de dolor cuando la gruesa polla del matón penetró lentamente en su orificio. Una vez que estuvo suficientemente dilatado, el matón aceleró el ritmo y se lo folló como un animal. Pero la brutal follada no se quedó ahí, ya que esta vez, el joven pasivo fue inmovilizado contra el suelo.
Juan levanta las piernas de David para penetrarle aún más profundamente. David gime en un estado de éxtasis, entre el dolor y el placer. Sufre, pero le encanta que le follen como a una perra. La excitación llega a su punto álgido cuando los dos hombres se corren uno tras otro.
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